122° aniversario del nacimiento de Charles Chaplin

Sir Charles Spencer Chaplin, KBE (n. Londres, Inglaterra, Reino Unido 16 de abril de 1889 – m. Vevey, Suiza, 25 de diciembre de 1977), fue un actor cómico, compositor, productor y director cinematográfico y escritor inglés mejor conocido por sus populares interpretaciones durante la época del cine mudo. Desde entonces, es considerado como una de las figuras más representativas del humorismo.1

Reconocido por su popular personaje Charlot, se destacó en cine desde principios de la década de 1910 hasta los años 1950.2 Filmó alrededor de noventa películas, entre ellas Kid Auto Races at Venice (1914), La quimera del oro (1925), Luces de la ciudad (1931), Tiempos modernos (1936) y El gran dictador (1940).

Fue uno de los cofundadores de la United Artists en 1919, junto con Mary Pickford, Douglas Fairbanks y David Griffith.4 Influenciado por el francés Max Linder, su carrera artística abarcó más de siete décadas y recibió un premio de la Academia en 1928. Candidato al premio Nobel de la Paz en 1948, abandonó Estados Unidos tras una serie de polémicas que lo involucraron con el comunismo y con la realización de actividades antiestadounidenses.5

En sus últimas décadas, sus trabajos disminuyeron pero se lo pudo apreciar en La condesa de Hong Kong y Un rey en Nueva York.6 Casado en cuatro ocasiones, sus hijos Geraldine, Josephine y Sydney Chaplin también se dedicaron al espectáculo. En 1972 se le otorgó el premio Óscar Honorífico y en 1975 fue nombrado Sir por la reina Isabel II. Murió en la temporada navideña de 1977.

La visión nocturna de los dinosaurios

Los dinosaurios, y otros reptiles del Mesozoico, hace entre 250 y 65 millones de años, eran capaces de ver en la luz tenue y, probablemente, eran activos durante la noche, según revelan dos investigadores norteamericanos esta semana en la revista ‘Science’.

No es la primera vez que en la comunidad científica se plantea esta hipótesis, pero si es el primer estudio comparado de las características de los ojos de varias decenas de ejemplares de aquella época y de animales actuale. Su conclusión desafía el argumento de que, debido a restricciones energéticas, estos saurios sólo podían ser activos durante el día, mientras que los mamíferos, la mayoría roedores, lo serían de noche.

Para llegar a este resultado, Lars Schmitz y Ryosuke Motani, ambos de la Universidad de California, analizaron las cuencas oculares en los fósiles de 33 arcosaurios mesozoicos y en 164 especies de reptiles, aves y mamíferos cuyos patrones de actividad son variados (diurnos, nocturnos y catamerales, es decir, que están activos a rachas durante las 24 horas).

En concreto se fijaron en la longitud de la órbita y en el diámetro del anillo huesudo alrededor de la esclerótica de los ojos, que es la membrana blanca y dura que protege el cristalino y que, según afirman, facilita la agudeza visual en diferentes niveles de luz: en los animales nocturnos, la abertura que hay en este anillo es más grande que en los diurnos, y en los catamerales estaría entre los dos.

Los dos investigadores afirman que entre los 33 arcosaurios, que son el grupo al que pertenecieron todos los grandes reptiles de aquel periodo, desde dinosaurios a los ancestros de los cocodrilos, existen todos los tipos de actividad, incluida la nocturna.

Para ello diseñaron un programa informático capaz de separar los rasgos que provenían de la filogenética, en especies que proceden de la misma rama evolutiva, de los rasgos fruto de la evolución, por adaptación al entorno. Una vez comprobado que estas dos medidas estaban relacionadas con el tipo de visión, aplicaron la técnica a todos los ejemplares.

Y detectaron que entre los animales voladores, como las aves y los pterosaurios (los primeros vertebrados en conquistar el aire), la visión era mayoritariamente diurna, mientras que los carnívoros (como el ‘Velociraptor mongoliensis’) tendrían una visión nocturna, lo que les permitía conseguir más piezas (como hoy ocurre con los mamíferos carnívoros), y los herbívoros eran capaces de ver de día y con poca luz, las 24 horas del día, de modo que tenían tiempo para conseguir el suficiente alimento que necesitaban sus gigantescos cuerpos, habida cuenta que descansaban en las horas de más calor.

Para el catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid, José Luis Sanz, especialista en dinosaurios, «este trabajo es muy interesante porque abre una nueva línea de investigación», si bien puntualiza que 33 arcosaurios son muy pocos para un periodo de casi 200 millones de años. «Habrá que esperar a tener más fósiles de este tipo para que la conclusión tenga validad general», afirma.

Sanz, autor del libro ‘Cazadores de dragones’, reconoce que la idea de que los dinosaurios vivían de día y los mamíferos de noche se ha mantenido a lo largo de los años sin una base científica clara.